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The World Traveler YASUのSKYブログ 〜空は繋がっている〜

“¿Por qué buscamos constantemente experiencias no vividas?”

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“¿Por qué buscamos constantemente experiencias no vividas?”

¿Alguna vez has sentido un profundo deseo de experimentar algo nuevo? Algo que nunca antes hayas hecho, algo que parece estar justo fuera de tu alcance. Es una sensación intensa que nos impulsa hacia adelante, instándonos a explorar lo desconocido. Pero, ¿por qué es que siempre buscamos algo que aún no hemos experimentado? ¿Cuál es la verdadera razón detrás de esta constante búsqueda de lo nuevo y lo no experimentado? La respuesta está vinculada a nuestro propósito en la vida y, de hecho, a la naturaleza más profunda de nuestra alma.

1. La esencia de la experiencia

A menudo tendemos a clasificar las experiencias como “buenas” o “malas”. Pensamos que hay experiencias buenas que buscamos y malas que evitamos. Pero como enseña Koichi Tsuru, en realidad no hay una diferencia esencial entre ambas. Las experiencias buenas y malas son solo etiquetas que asignamos en función de cómo las percibimos, pero en esencia ambas son partes igualmente importantes de nuestro proceso de crecimiento.

En la vida, cuando se nos presentan elecciones, ya sea ir hacia la derecha o hacia la izquierda, ambos caminos ofrecen sus propias experiencias únicas. Ninguno es mejor que el otro. La elección entre el camino derecho y el izquierdo es simplemente un viaje diferente que conduce a lecciones distintas. La clave no está en calificar las experiencias como buenas o malas, sino en abrazarlas como oportunidades para crecer. Al experimentar el camino derecho, aprendemos de él, y cuando llegue el momento, naturalmente buscaremos lo contrario, el camino izquierdo, que nos ofrece nuevas lecciones por descubrir.

2. ¿Por qué buscamos experiencias no vividas?

Entonces, ¿por qué buscamos constantemente experiencias que aún no hemos vivido? La respuesta es simple: porque ansiamos experiencias que aún no hemos tenido. Nuestro ser interior anhela estas nuevas experiencias, no porque nos falte algo, sino porque ofrecen el potencial para aprender, crecer y expandirnos.

Como explica Tsuru, el deseo de experimentar algo nuevo no es un error ni una debilidad. Es simplemente un reflejo de nuestra profunda necesidad de explorar el mundo, de enriquecernos con nuevas perspectivas. Estamos impulsados por la necesidad de vivir todo lo que la vida tiene para ofrecernos, y este impulso está profundamente arraigado en nuestro ser. No se trata solo de buscar placer o evitar el dolor, sino de cumplir con el propósito de nuestra alma: experimentar y crecer.

Nuestros cuerpos son vehículos para estas experiencias. A través de nuestra existencia física, se nos da la oportunidad de explorar todas las facetas de la vida: emocional, intelectual y espiritualmente. Lo no experimentado nos llama porque tiene el potencial de ampliar nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos. Es por eso que a menudo nos sentimos atraídos por lo desconocido: es un impulso natural para expandirnos y evolucionar.

3. Crecimiento a través de la experiencia

La vida tiene una forma de cambiarnos a través de las experiencias que vivimos. Cada momento trae consigo nuevos descubrimientos que nos permiten crecer y desarrollarnos. Es a través de estas experiencias que desbloqueamos nuevas capas de nosotros mismos. El verdadero entendimiento de la naturaleza de la experiencia implica abrazarla, dar la bienvenida tanto a las alturas como a las profundidades de la vida.

Por ejemplo, podemos considerar una experiencia como “buena” simplemente porque nos brinda una sensación de satisfacción o porque nos enseña algo valioso. Incluso una experiencia dolorosa puede verse como “buena” si nos damos cuenta de que nos ha ayudado a crecer. Por otro lado, podríamos considerar inicialmente una experiencia desafiante como “mala”, solo para darnos cuenta más tarde de que fue en realidad el catalizador de una transformación necesaria. Por lo tanto, lo importante no es evaluar la experiencia en sí misma, sino reflexionar sobre lo que podemos aprender de ella.

4. Los peligros de la comparación

A menudo tendemos a comparar nuestras experiencias con las de los demás. Miramos lo que los demás tienen y hacen, y pensamos que si pudiéramos tener esas mismas experiencias, seríamos más felices o estaríamos más satisfechos. Pero esta tendencia a compararnos puede interferir con nuestro crecimiento espiritual. Las experiencias de los demás no están necesariamente destinadas para nosotros, y lo que los demás tienen no es necesariamente lo que realmente necesitamos en nuestras vidas.

Tsuru enseña que el camino hacia la iluminación consiste en liberarse de la comparación y confiar en que las experiencias que estamos destinados a vivir se desarrollarán por sí solas. Cuando dejamos de medirnos con los demás, nos liberamos de la ansiedad y la frustración innecesarias. Comenzamos a entender que todo lo que necesitamos nos llegará en el momento adecuado, y no es necesario apresurarlo ni forzarlo. Podemos aceptar las experiencias que la vida nos ofrece, sabiendo que cada una tiene su propio propósito.

5. Conclusión

El deseo de experimentar lo no vivido no es simplemente una cuestión de querer más, sino un impulso natural hacia el crecimiento y la expansión. Cada nueva experiencia nos ofrece la oportunidad de aprender, descubrir y, en última instancia, obtener una comprensión más profunda de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Es importante entender que no hay experiencias “buenas” ni “malas”. Cada experiencia es una oportunidad para crecer, y al aceptar esto, podemos vivir más plenamente, libres de la carga del juicio.

Así que la próxima vez que sientas el deseo de algo nuevo, no te resistas. Acepta ese deseo como una parte natural de tu viaje. Entiende que no estás buscando algo nuevo solo por el simple hecho de la novedad, sino porque tu alma está buscando una comprensión más profunda y un crecimiento personal. Confía en que cada nueva experiencia te llevará un paso más cerca de tu verdadero ser.

Al abrazar lo desconocido, nos acercamos a la libertad de la autocomprensión y vivimos una vida libre de juicios y comparaciones. Al final, es el viaje mismo, lleno tanto de lo familiar como de lo no vivido, lo que nos lleva a nuestro verdadero propósito.

  • B!